En las antiguas selvas de Yucatán habitaba un ser considerado sagrado por los mayas: el tapir, un mamífero imponente y enigmático que hoy, tristemente, ya no recorre estos territorios. Conocido en lengua maya como tsíimin (caballo de monte), este animal no solo era parte del ecosistema, sino también del imaginario espiritual de una de las civilizaciones más sofisticadas del continente.
El tapir es el mamífero terrestre más grande del sureste mexicano y su presencia era común en las zonas selváticas de la península. Sin embargo, desde hace más de 50 años está extinto en el territorio yucateco, debido a la pérdida de hábitat, la caza y la deforestación. Aunque todavía se le puede encontrar en Campeche, Quintana Roo, Chiapas y Oaxaca, su situación es crítica.
Este mamífero solitario, hábil nadador y con gran capacidad para adaptarse a los entornos húmedos, es conocido como el “arquitecto de la selva”, ya que su andar ayuda a regenerar los suelos y dispersar semillas. Su desaparición en Yucatán representa un duro golpe tanto ecológico como cultural para la región.
Un vínculo sagrado con el mundo espiritual maya
Para los antiguos mayas, el tapir no era un simple animal. Su aspecto peculiar, su naturaleza sigilosa y sus hábitos nocturnos le conferían un aura mística. Lo veían como un mensajero entre el mundo de los vivos y el inframundo, relacionado con el Xibalbá, el reino de los muertos. En códices, cerámicas y representaciones prehispánicas, aparece con atributos sobrenaturales y funciones rituales.
Considerado una criatura de poder, el tapir simbolizaba el tránsito entre dimensiones espirituales. Su imagen era un recordatorio del equilibrio entre el hombre y la naturaleza, así como de los misterios del universo maya. La desaparición del tsíimin de las selvas yucatecas también implica la pérdida de un símbolo que conectaba el presente con las raíces ancestrales del pueblo maya.
¿Dónde puede verse un tapir en Yucatán hoy?
Actualmente, el tapir no puede encontrarse en libertad dentro de Yucatán. Los pocos ejemplares que existen en el estado viven en condiciones de resguardo, dentro de zoológicos y espacios controlados. Dos de los lugares donde aún es posible observar a este majestuoso animal son el zoológico Animaya, en Mérida, y Vallazoo, en Valladolid.
Estas instituciones buscan preservar la especie mediante programas educativos y de concientización. Aunque la reintroducción del tapir a su hábitat original en Yucatán aún no es una realidad, su presencia en espacios protegidos mantiene viva su memoria y el llamado urgente a su conservación.
¿Por qué el tapir es clave para el equilibrio ecológico?
Además de su relevancia espiritual, el tapir desempeña un rol fundamental en los ecosistemas tropicales. Su dieta basada en frutos y vegetales ayuda a dispersar semillas a lo largo de la selva, lo que favorece el crecimiento de nuevas plantas. Sin esta acción, la biodiversidad se ve comprometida. Por ello, conservar al tapir no es solo salvar una especie, sino proteger a todo un ecosistema.
¿Cómo puedes ayudar a proteger al tapir?
Existen diversas formas de contribuir a la conservación del tapir. Apoyar a zoológicos y reservas responsables, evitar la compra de productos derivados de fauna silvestre y participar en programas de educación ambiental son algunos ejemplos. También es vital exigir políticas públicas que aseguren corredores biológicos y reservas que permitan la recuperación de especies en peligro de extinción.
El tapir fue, es y seguirá siendo un símbolo de conexión entre la naturaleza y la espiritualidad. Que su historia no se borre, sino que sirva como guía para recuperar lo que la selva aún puede ofrecernos.