Los Leones de Yucatán cerraron su participación en la temporada 2025 de la Liga Mexicana de Beisbol con una de las actuaciones más decepcionantes de su historia reciente. Después de una campaña marcada por altibajos, errores defensivos y un relevo inestable, el conjunto melenudo fue barrido por los Diablos Rojos del México en los playoffs, confirmando que la pesadilla no solo se vivió en temporada regular, sino que se extendió a la postemporada.
El último clavo en el ataúd llegó la noche del miércoles en el Parque Kukulcán, donde los capitalinos se impusieron 3-1, viniendo de atrás con un rally letal en la novena entrada. Con ello, los Leones no solo se despidieron de la lucha por el título, sino que dejaron una amarga sensación entre sus aficionados, quienes esperaban un resurgimiento que nunca llegó.
La afición yucateca, acostumbrada a ver a su equipo como protagonista, se topó con un 2025 en el que la falta de consistencia, decisiones cuestionables y la poca producción ofensiva en momentos clave terminaron sepultando cualquier esperanza. La eliminación sin una sola victoria en playoffs deja claro que este año será recordado como uno de los peores para la organización.
Un partido que reflejó toda la temporada
El encuentro parecía encaminado a una victoria melenuda gracias a una sólida apertura de César Valdez, quien lanzó seis entradas sin permitir carrera, recibiendo apenas tres hits y ponchando a cinco rivales. La única anotación de Yucatán llegó en la quinta entrada con un cuadrangular de Yadir Drake, que hizo soñar a los presentes con alargar la serie.
Sin embargo, como ocurrió en múltiples ocasiones durante la campaña, el relevo no pudo mantener la ventaja. En la novena entrada, Julián Ornelas empató el marcador con un sencillo productor y Ramón Flores firmó la remontada con un doble que trajo dos carreras más, dejando sin respuesta al equipo local.
El relevo, un talón de Aquiles sin solución
Los números no mienten: el bullpen de los Leones fue uno de los más inestables de la liga en 2025, y en este juego decisivo volvió a mostrar sus grietas. Edwin Escobar cargó con la derrota tras permitir dos carreras en poco más de una entrada, mientras que Michael Feliz también fue castigado en su breve labor.
Esta fragilidad en la recta final de los partidos fue un patrón repetido a lo largo del año y se convirtió en el factor clave de la eliminación. Ni las rotaciones ni los ajustes tácticos lograron frenar la sangría de carreras en los innings finales.
Una postemporada que expuso todas las carencias
Con este resultado, los Diablos Rojos aseguraron su pase a la siguiente fase con una barrida de 4-0, mientras que Yucatán se despidió sin poder presumir una sola victoria. La falta de contundencia ofensiva, la inestabilidad del relevo y la incapacidad para cerrar juegos se combinaron en una fórmula letal que terminó hundiendo la temporada.
Para la directiva, será momento de replantear la estrategia y reconstruir un equipo que pasó de ser candidato al título a convertirse en una de las mayores decepciones del año. La afición, por su parte, exigirá respuestas y un cambio profundo para que el 2026 no repita la amarga historia que acaba de escribir el 2025.