En Yucatán, las altas temperaturas no son una sorpresa, especialmente durante los meses más calurosos del año como julio. Para sobrellevar el intenso calor, los yucatecos han recurrido durante siglos a una variedad de bebidas tradicionales que además de refrescar, son símbolo de orgullo cultural y vínculo con sus raíces mayas.
Estas bebidas no solo se consumen por su efecto revitalizante, sino también por sus propiedades medicinales, su historia milenaria y su preparación artesanal. Desde licor de miel fermentada hasta aguas frescas de chaya o pitahaya, cada sorbo representa una experiencia sensorial que conecta el presente con el pasado del sureste mexicano.
Redescubrir estas bebidas es, además, una manera de resistir las inclemencias del clima sin recurrir a productos procesados. En casas, mercados y restaurantes, estos brebajes siguen vigentes y son parte esencial de la cotidianidad en pueblos y ciudades del estado.
Sabores ancestrales que aún viven
Entre las bebidas más representativas de Yucatán se encuentra el Xtabentún, un licor de origen maya que mezcla miel fermentada, anís y a veces ron. Su sabor suave y dulce lo convierte en una bebida perfecta como digestivo o ingrediente en cocteles regionales. Otro ícono local es el pozol, una bebida espesa a base de maíz nixtamalizado y cacao que antiguamente era consumida por guerreros mayas para obtener energía.
También destaca la horchata yucateca, diferente a la versión española o del centro del país. Aquí se elabora con semillas de jícara, canela y vainilla, dando como resultado una textura cremosa y un sabor profundo, ideal para tomar bien fría en días calurosos.
Frescura natural para el clima extremo
En tiempos donde el termómetro rebasa los 35 grados, las aguas frescas con ingredientes locales se convierten en un alivio inmediato. La agua de chaya, preparada con las hojas de esta planta nativa, es altamente hidratante y rica en nutrientes. Del mismo modo, el agua de lima o las bebidas hechas con frutas como maracuyá, pitahaya o naranjada, se encuentran en casi cualquier puesto o cocina yucateca.
Una mención especial merece la timba, una combinación entre bebida y postre que mezcla hielo raspado con frutas, horchata, vainilla y leche condensada. Popular entre niños y adultos, esta preparación es una tradición en las calles de Mérida y en ferias locales.
Patrimonio líquido con toque ceremonial
Además del Xtabentún, existen otras bebidas alcohólicas con fuerte carga cultural. El balché, por ejemplo, es una bebida fermentada obtenida de la corteza del árbol del mismo nombre, mezclada con miel. De origen ritual, esta bebida tiene raíces en ceremonias mayas y aunque su consumo es menos común hoy, todavía se respeta como una bebida sagrada.
Por último, el licor de henequén, elaborado con el agave emblemático del estado, ofrece un perfil similar al mezcal, con notas ahumadas y gran carácter. Su producción se vincula con la historia del auge henequenero en la región y es, al igual que las otras, parte de una herencia que sigue fluyendo en cada vaso.