CULTURA YUCATECA

5 costumbres del siglo XIX que siguen vivas en Yucatán

Conservar estas costumbres no solo fortalece el sentido de comunidad, sino que también permite que las nuevas generaciones reconozcan y valoren la riqueza cultural

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Estas costumbres no solo sobreviven como actos simbólicos o decorativos, sino como manifestaciones vivas de una herencia cultural rica, profunda y en constante transformaciónCréditos: Especial

Yucatán es un estado profundamente marcado por sus raíces culturales, muchas de las cuales se remontan al siglo XIX e incluso antes. En medio de la modernidad y el crecimiento urbano, persisten tradiciones que han sobrevivido al paso del tiempo gracias a su significado histórico, social y espiritual.

Lejos de quedar relegadas como recuerdos del pasado, estas prácticas continúan presentes en la vida cotidiana de los yucatecos, ya sea en sus fiestas, vestimenta, rituales o comercio tradicional. La fusión de herencias mayas y españolas ha dado lugar a una identidad única que se refleja en gestos y escenas que aún se observan en calles, plazas y pueblos del estado.

Conservar estas costumbres no solo fortalece el sentido de comunidad, sino que también permite que las nuevas generaciones reconozcan y valoren la riqueza cultural de su tierra. A continuación, te presentamos cinco tradiciones que han logrado resistir los cambios de los siglos y continúan vivas en Yucatán.

Fiestas tradicionales: vaquerías, carnaval y devoción popular

Entre las costumbres que aún perduran se encuentran las fiestas patronales y vaquerías, celebraciones que mezclan lo religioso con lo festivo. Desde el siglo XIX, estas fiestas han sido escenario de jaranas, comidas típicas y desfiles con disfraces y cascarones llenos de agua, que siguen animando a comunidades enteras. La vaquería, en particular, continúa presente cada lunes por la noche en el centro de Mérida, con mestizos y mestizas vestidos de gala bailando al ritmo de la jarana.

Otro ejemplo vivo es el baile de las cintas y el baile del torito, tradiciones que se conservan en ferias y fiestas locales, especialmente en municipios del interior del estado. Estas danzas tienen su origen en ritos agrícolas y se han adaptado como parte del folclore yucateco que se enseña a nuevas generaciones desde temprana edad.

El carnaval, con sus raíces coloniales y mayas, también sobrevive. Aunque ha evolucionado con el tiempo, mantiene sus elementos centrales: comparsas, disfraces coloridos, música y un ambiente de comunidad. Es un reflejo de cómo la cultura yucateca se adapta sin perder su esencia.

Vestimenta y oficios que narran historias

El uso del huipil y la guayabera es otra costumbre que se remonta al siglo XIX. Estas prendas no solo representan identidad y tradición, sino que son utilizadas tanto en celebraciones como en el día a día. La guayabera, por ejemplo, se ha consolidado como símbolo de elegancia local y es común en eventos oficiales, bodas y actos culturales.

Otro vestigio que aún se mantiene es el oficio de los lustradores de calzado en la Plaza Grande de Mérida. Aunque el número de clientes ha disminuido con el tiempo, quienes siguen desempeñando esta actividad representan una parte esencial de la imagen urbana tradicional, tal como la conocían los viajeros y cronistas del siglo XIX.

Además, los mercados del estado siguen siendo espacios donde las vendedoras en cuclillas ofrecen productos locales, como frutas, hierbas y tortillas hechas a mano. Esta forma de comerciar, heredada de las prácticas mayas prehispánicas, sigue resistiendo frente a los formatos modernos de comercio.

Rituales ancestrales que aún se practican en el siglo XXI

Entre las costumbres más antiguas que aún viven en Yucatán están los rituales mayas, como el Cha’achak, una ceremonia dedicada a pedir lluvia para las milpas. Esta práctica, común en comunidades rurales, es una clara muestra de cómo las cosmovisiones ancestrales se mantienen arraigadas en la vida del campo yucateco.

También se preserva el Hanal Pixán, la versión maya del Día de Muertos, donde se combinan altares, velas, comida típica y rezos, todo con el fin de honrar a los difuntos. Esta tradición, que mezcla elementos prehispánicos y cristianos, representa la conexión profunda que los yucatecos mantienen con sus raíces y con sus seres queridos que han partido.

Así, estas costumbres no solo sobreviven como actos simbólicos o decorativos, sino como manifestaciones vivas de una herencia cultural rica, profunda y en constante transformación. Preservarlas es también una forma de mirar hacia el futuro sin olvidar quiénes somos ni de dónde venimos.

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