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Un perrito en Kukulkán desata una serie de teorías y especulaciones tras un CONMOVEDOR video viral

¿Fue un presagio? ¿Un llamado a los antiguos dioses mayas? La escena no solo provocó asombro, sino también reflexión

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El caso del perro que aulló desde la cima de la pirámide ha reforzado su papel simbólico dentro del sitioCréditos: Especial

Una escena inusual y profundamente conmovedora se vivió el pasado sábado 26 de julio de 2025 en la zona arqueológica de Chichén Itzá, cuando un perro criollo escaló la imponente pirámide de Kukulkán y, desde la cima, aulló con fuerza mientras caía el sol. El momento, captado en video por turistas, rápidamente se viralizó en redes sociales, despertando interpretaciones que van desde lo espiritual hasta lo sobrenatural.

Testigos del hecho aseguran que el animal, conocido entre los trabajadores como uno de los “guardianes” del sitio, burló la vigilancia y subió los 365 escalones sin mostrar miedo ni cansancio. El incidente ocurrió al atardecer, justo cuando los últimos visitantes se preparaban para abandonar el lugar. El comportamiento del perro, su ascenso determinado y el potente aullido que emitió al llegar a la cima, dejó sin palabras a los presentes.

Aunque está prohibido escalar la estructura, la presencia del animal fue recibida por muchos como un mensaje místico. El momento del aullido, en perfecta sincronía con la puesta de sol, provocó una oleada de teorías esotéricas en línea. ¿Fue un presagio? ¿Un llamado a los antiguos dioses mayas? La escena no solo provocó asombro, sino también reflexión sobre la relación entre la naturaleza y los espacios sagrados.

El “guardián de Kukulkán” emociona a las redes

El video del perrito se volvió viral en TikTok, Facebook e Instagram, acompañado de miles de comentarios que lo califican como un “momento mágico”. Usuarios aseguran que el animal “estaba viendo algo que nosotros no”, mientras otros mencionan que su aullido “parecía una invocación a los dioses”. Algunos incluso lo han relacionado con Quetzalcóatl o Kukulkán, destacando la coincidencia del aullido con la caída del sol, que tiñó el cielo de tonos naranja y violeta.

Trabajadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmaron que el perro no es un visitante nuevo: forma parte de una camada que vive desde hace tiempo en la zona arqueológica. Varios de ellos han sido adoptados simbólicamente por el personal del sitio y reciben alimento, vacunas y cuidados. Son conocidos como “los guardianes de Chichén”.

Este gesto espontáneo, protagonizado por un animal callejero, ha sido interpretado como un símbolo de que los lugares sagrados aún conservan una energía viva. La escena sirve como recordatorio de que, más allá de su valor histórico, Chichén Itzá sigue siendo un espacio espiritual para muchos.

Perros en Chichén Itzá: parte del paisaje y del corazón del sitio

En los últimos años, la presencia de perros en Chichén Itzá se ha vuelto cada vez más común. Algunos llegaron desnutridos, enfermos o abandonados, pero encontraron en la zona arqueológica un refugio inesperado. Gracias a la empatía del personal, estos canes fueron integrados como parte del entorno. Son alimentados regularmente, vacunados y respetados por trabajadores y visitantes.

Muchos turistas ya los reconocen y buscan fotos con ellos durante su recorrido. En redes sociales abundan videos y publicaciones sobre estos canes, especialmente cuando se les ve interactuando con los visitantes o vigilando pacientemente los caminos entre ruinas.

El caso del perro que aulló desde la cima de la pirámide ha reforzado su papel simbólico dentro del sitio. No solo se les ve como animales, sino como parte del alma viva de Chichén Itzá, un recordatorio de que la espiritualidad y la conexión con la naturaleza siguen presentes en estos espacios milenarios.

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