Lo que comenzó como una jornada rutinaria en un pequeño pueblo del sur de Yucatán se transformó en un enigma que ha dejado perpleja a toda la comunidad. Doña Teodora, una mujer de edad avanzada y muy conocida en su localidad por sus caminatas matutinas, desapareció sin dejar rastro durante tres días. A su regreso, deshidratada pero en perfecto estado de lucidez, reveló una historia que ha despertado asombro, escepticismo y una renovada mirada hacia las creencias ancestrales: asegura que fue llevada por los aluxes, los legendarios seres mágicos de la mitología maya.
Según narraron sus familiares, la señora Teodora salió de su casa como de costumbre para dar un paseo por los alrededores de la selva, pero no volvió. La preocupación se apoderó rápidamente de sus hijos y nietos, quienes dieron aviso a las autoridades. Se organizó una intensa búsqueda en la que participaron elementos de protección civil, voluntarios del pueblo y vecinos solidarios. Durante dos noches enteras se recorrieron veredas, se internaron en la selva y se revisaron zonas donde ella solía caminar, sin hallar rastro alguno.
Sin embargo, la tercera mañana, contra todo pronóstico, Doña Teodora fue encontrada sentada en un sendero ya explorado, con signos de cansancio, pero completamente consciente. Lo más sorprendente fue lo que contó después.
Así fue el "secuestro" cometido por Aluxes
En su testimonio, relató que durante su caminata comenzó a escuchar voces familiares: las de sus nietos y de sus hijos, que la llamaban desde entre los árboles. Confundida pero sin miedo, se adentró en el monte, siguiendo aquellas voces. “Pensé que estaban cerca, que quizás me estaban buscando, pero al mirar bien, vi figuras pequeñas, como niños, que se reían y jugaban. No eran humanos”, aseguró con total serenidad.
Doña Teodora describió cómo estas pequeñas figuras, que ella identifica como aluxes, la guiaron hacia un lugar “donde no había tiempo ni hambre”. Le ofrecían agua en hojas y le hablaban con ternura. “No sentí miedo, sentí paz. Y supe que no eran personas, pero tampoco eran malos”, dijo con una calma que impresionó a los presentes.
La historia fue retomada por “Relatos Aluxinantes”, una página dedicada a documentar testimonios sobre fenómenos inexplicables y leyendas del mundo maya. Según los administradores del sitio, el relato de la señora Teodora coincide con decenas de casos documentados a lo largo de la península, donde los aluxo’ob —nombre maya plural de alux— aparecen ante personas que consideran respetuosas del monte y de las tradiciones.
¿Quiénes son los aluxes?
En la cosmovisión maya, los aluxes son pequeños seres mágicos que habitan en la selva, en cuevas o cerca de antiguos templos. Suelen ser invisibles para los ojos comunes, aunque pueden hacerse presentes ante quienes muestran respeto al entorno natural o mantienen una conexión espiritual con la tierra. Son considerados guardianes del monte, capaces de proteger o castigar, según la actitud del visitante.
Don Jacinto, campesino de la región y conocedor de las tradiciones locales, comentó que este tipo de hechos no deben juzgarse con lógica occidental. “El monte es sagrado. Hay cosas que no todos podemos ver. Pero algunos todavía tienen ese don”, afirmó.
Aunque hay quienes consideran que el episodio podría explicarse por una desorientación relacionada con la edad, la familia de Doña Teodora asegura que confía en su versión. “Ella está más tranquila que nunca. Como si algo dentro de ella hubiera cambiado para bien”, mencionó su hija.
Entre los habitantes de Chichimilá, el caso ha avivado el respeto por las creencias ancestrales, y muchos han comenzado a mirar el monte con otros ojos. “Quizás no se la llevaron para hacerle daño, sino para cuidarla”, se escucha entre murmullos en el mercado y en las plazas.
Doña Teodora, por su parte, no busca convencer a nadie. Su rostro sereno y sus palabras firmes son prueba de que, al menos para ella, su experiencia fue tan real como la tierra que pisa. “Yo sé lo que vi. Eran como niños… pero no eran humanos”.
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